Tema 1: Gentilicios terminados en –ense
Sabías que…
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Cómo se crea un gentilicio y por qué nadie se pone de acuerdo con el de Ciudad de México
Latinoamericano, ibérico, mexicano, argentino, colombiano, boricua, tico, caribeño, sudamericano, hispanoamericano…
El gentilicio es una palabra que se convierte en carta de presentación, que identifica el origen de una persona y que también remite a la comunidad cultural de la que es parte.
Es un adjetivo y sustantivo que define la pertenencia de una persona a un lugar y se utiliza desde hace siglos, aunque en su origen tenía otro sentido.
La palabra proviene del latín gentilicium, que era el nombre del linaje al que pertenecía un varón y de hecho se escribía en el nombre de un ciudadano romano.
«Antes la tribu o linaje era muy importante, mucho más que la ciudad en que vivías. Era el grupo de gente, o la comunidad a la que pertenecías», explica la lexicóloga Laura García a BBC Mundo.
El nombre en la época romana estaba conformado por el nombre de pila (1), el gentilicium del linaje (2), y el nombre de la familia (3).
No era el lugar del que era originario, como se conoce al gentilicio en la actualidad, sino la comunidad familiar de la que se era parte.
«Las familias, los linajes, comenzaron a asentarse y empezó a llamarse así el lugar. Primero era la familia, y luego era el lugar donde estaba esa familia», dice García.
Esta experta en la lengua española, quien nació en España pero se naturalizó mexicana, bromea en cómo sería su nombre si la concepción romana del gentilicium continuara: Laura Ciudad de México García.
¿El gentilicio nace o se hace?
En el español no existe una regla fija sobre cómo se construye un gentilicio, pero existen algunos elementos básicos que permiten definirlo.
Al nombre de un lugar, el epónimo, se le agrega uno de los variados sufijos de los gentilicios que existen en el idioma.
El sufijo de mexicano es -ano, el de argentino es -ino, paraguayo es -ayo, hondureño es -eño, guatemalteco es -teco, estadounidense -ense, y existen muchos otros como -eno, -eño, -edo, -ejo, -ino, -lita, -és, -aco, -ero, -í…
«Se pueden dar de forma natural o genérica. Hay una variedad tan grande que en realidad no se sabe por qué unos se decantan por uno y no por otro», dice García.
También hay gentilicios que hacen referencia a un pasado histórico, como los lusitanos (Portugal), los helvéticos (Suiza) o los holmienses (Estocolmo).
Otros gentilicios son coloquiales, como los costarricenses que también se hacen llamar «ticos», e incluso otros que tienen un uso peyorativo, como cuando se le dice «gringo» a un estadounidense.
En algunas ocasiones, las autoridades de un lugar han sido las encargadas de definir la construcción de una palabra, pero la mayoría de las veces la costumbre ha impuesto su definición.
Por eso un gentilicio puede nacer por designación de alguna autoridad legítima, o hacerse, por la adopción generalizada de un pueblo.
BBC. (05-09-2017). Cómo se crea un gentilicio y por qué nadie se pone de acuerdo con el de Ciudad de México. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-41033285#:~:text=La%20palabra%20proviene%20del%20lat%C3%ADn,la%20ciudad%20en%20que%20viv%C3%ADas.